
PUEBLOS
SAJAMBRE CON LOS 5 SENTIDOS
El municipio está conformado por cinco pueblos que son los de Oseja de Sajambre, Pío de Sajambre, Ribota de Sajambre, Soto de Sajambre y Vierdes de Sajambre.
OSEJA DE SAJAMBRE
Ubicado en la provincia de León, a unos 129 kilómetros de la capital.
Oseja es el pueblo de mayor entidad de los cinco que constituyen el Valle de Sajambre.
Agrupa la mayor parte de los servicios del municipio: el ayuntamiento, el consultorio médico, la farmacia y buena parte de la oferta turística de alojamiento y restauración.
El paisaje de Oseja con la Pica Ten al fondo, junto con Vegabaño, son algunas de las estampas más reconocibles de Sajambre. También saltos de agua y cascadas como la de San Pedro de Orzales o vetustos monasterios como el de Santa María de Oselia. Este último fue un monacato visigótico cuyo nombre de "Oselia" significa fuente que va al río Sella, la principal arteria fluvial que recoge las aguas vertientes de la zona, principalmente de dos arroyos que bajan del puerto del Pontón, uno nacido en la fuente del Infierno y el otro en la Fonseya o Fonsella.
Su emplazamiento o su fundación Oseja aparece citada en la documentación medieval a partir del año 999, cuando la condesa Elvira y su esposo, Fernando Flainez donan Santa María de Oselia con sus posesiones al monasterio de Sahagún, a cambio del vecino monte del Retuerto.
El pueblo debió de ir evolucionando desde el núcleo inicial en el barrio de Caldevilla, junto a la actual Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, hasta adquirir con el paso de los siglos su aspecto actual y los distintos barrios que hoy la integran. Alberga algunos elementos interesantes de arquitectura tradicional, entre los que destacan las casas con corredor, en ocasiones acristalados. Junto a las casas es aún normal la existencia de portaladas, cuadras y en especial, de hórreos.
Oseja de Sajambre


SOTO DE SAJAMBRE
Soto de Sajambre es, junto con Oseja, el pueblo más conocido del Valle. Se sitúa dentro del Municipio de Oseja de Sajambre, en la provincia de León, hace frontera con el Principado de Asturias y está a 930 m de altitud.
Se trata de un importante acceso al macizo occidental de los Picos de Europa, ideal para iniciar rutas de senderismo y trekking por el interior del Parque Nacional, dichas rutas son frecuentadas por amantes de la naturaleza y del montañismo durante todo el año. Entre las más relevantes, están la Senda del Arcediano y la que conduce a la Majada de Vegabaño, a través de uno de los parajes más hermosos de la provincia de León. La vega de Abaño, fué un enclave mítico elegido por los pobladores neolíticos de estas montañas como entorno para su último descanso. , sin duda uno de los mejores sitios desde donde se puede contemplar Peña Santa.
También destaca su Arquitectura Tradicional del Valle de Sajambre, con corredores y un hórreo típico de la zona.
El motor socioeconómico actual de las pocas personas que están en activo en Soto son la ganadería el turismo y la hostelería. La cultura y sus tradiciones tienen un notable carácter asturiano, debido a la proximidad geográfica y a que en el pasado Soto perteneció al concejo de Amieva.
Soto de Sajambre también sufrió como el resto de España un éxodo importante de sus gentes hacia América en el siglo XIX, huyendo de las duras condiciones de vida.
Félix de Martino Díez fue uno de los personajes más relevantes de Soto, emigró a México e hizo una fortuna que luego revirtió de nuevo en el bienestar del pueblo, apostó por la educación y la creación de infraestructuras como el lavadero, la carretera, la fábrica de la luz y sobre todo la escuela.

Escuela Museo Don Félix Martino
El Valle de Sajambre es uno de los rincones más mágicos y recónditos de Los Picos de Europa
ribota DE SAJAMBRE
Ribota es el pueblo ubicado a menor altitud del valle, casi en el acceso a los Beyos, el profundo desfiladero que aprisiona al Sella en su acelerado discurrir hacia el Mar Cantábrico. Por Ribota pasaba, desde tiempo inmemorial, el mencionado en los documentos antiguos como camino del Beyo, que según cuenta la tradición no era sino una senda de pastores que discurría por el interior de la angostura. En Covarcil, un caserío ahora abandonado, debía encontrarse el acceso de este camino al desfiladero, que en su trazado contaría con varios puentes de madera sometidos cada año al capricho de las crecidas del río.
Ribota es un pueblo pequeño, escalonado en la ladera, que en la actualidad cuenta con dos barrios, el de arriba y el de abajo, espaciados por la carretera nacional. No se conoce nada de su origen, ni de su historia; apenas alguna mención documental refiere su pertenencia al concejo de Sajambre. Pero las ruinas de la Ermita de San Pedro de Orzales, de traza medieval y que durante siglos fue la iglesia del pueblo referirían ya su existencia al menos durante ese periodo.
Datada en el siglo Xll, debió de tratarse de una iglesia de reducidas dimensiones, de una sola nave que, sin embargo, contaba con gran devoción entre todos los vecinos de los cinco pueblos del valle. Estaba ubicada, y sus ruinas allí permanecen, en un emplazamiento de gran belleza, en un rellano de la ladera y enmarcada con una vistosa cascada, el salto de San Pedro, un lugar idóneo para dar un tranquilo paseo y contemplar los escasos restos del edificio que están siendo recuperados de entre la maleza. Funcionó como iglesia de Ribota hasta los primeros años del siglo XVIlI.
No se conoce con exactitud cuando, pero sus funciones fueron asumidas por la Iglesia de San Juan Bautista, situada en el barrio de abajo, junto al Sella y que sigue actuando hoy como parroquia de la localidad. El actual edificio fue construido en 1924, junto a otro anterior, cuyos restos han sido recuperados. Como en tantas otras localidades que festejan al Bautista el 24 de junio el fuego tiene especial protagonismo. Recientemente se ha recuperado la costumbre de encender una gran hoguera la noche de San Juan, como los más mayores del lugar recuerdan que se hacía antaño.
Aunque el caserío no es abundante, Ribota sobresale por el estado de conservación de muchas de sus casas, constituyendo un conjunto rural fiel a la tradición montañesa: casas de piedra muchas con corredor de madera. Un paseo tranquilo por sus calles permitirá descubrir los rincones que ofrece junto al río. La actividad de sus moradores sigue centrada en la ganadería, por lo que se conservan todavía en uso algunos elementos anejos a la vivienda, como pajares, con sus tradicionales boqueros para meter la hierba, o sus portaladas, repletas de "garabatos", guadañas y todo tipo de enseres. Además de la leña, indispensable para superar los largos inviernos. El pueblo conserva varios hórreos en buen estado.



Ribota de Sajambre
pío DE SAJAMBRE
Alejado de la carretera general, resguardado entre bosques de roble, bosques mixtos y la vega del río del Zalambral, Pio es un gran desconocido para los visitantes de Sajambre. Ofrece. sin embargo, algunos de los rincones más agradecidos del valle fuera, eso sí, de las grandes cumbres de Picos de Europa aunque plenamente integrados en la plácida hermosura de la Cordillera Cantábrica.
Poco o nada se sabe del origen de esta localidad. Algunos parajes como el cueto Songa, podrían referir su poblamiento prerromano, aunque la falta de evidencias arqueológicas concluyentes impide su confirmación. La tradición podría apoyarse también en la existencia de una antigua ermita, hoy desaparecida, dedicada a San Pelayo, que podría referir la cristianización temprana de un antiguo lugar de culto y, con ello, de todo el territorio, como sucede con frecuencia en otros lugares con esta advocación. El propio topónimo Songa, ya referiría un posible culto antiguo, quizá de origen germánico, relacionado con el Sol.
Una leyenda local cuenta que el caballo de San Pelayo saltó desde el cueto del Castiello hasta el emplazamiento donde debería construirse la nueva ermita. En el salto dejó marcada una huella de su herradura, que todavía puede contemplarse en una roca de ese paraje.
Mito o realidad, solo se puede confirmar que Pio ya aparece documentado en 1005. Sus vecinos fueron históricamente feligreses de la iglesia de Santa Marina, en la vecina localidad de Vierdes hasta que en 1904 don Domingo Díaz Caneja, natural de Oseja, diputado en Cortes y alcalde de Oviedo construyó en el pueblo una iglesia dedicada a Santo Domingo de Guzmán.
Por su emplazamiento, la iglesia es el edificio más destacado de la localidad. Se trata de una construcción sencilla, tanto en su exterior como en su interior. El pueblo celebra a Santo Domingo de Guzmán cada 4 de agosto con una sentida procesión que discurre por el atrio de la iglesia, precedida por el patrón de la localidad. Ese día supone el reencuentro de muchos de los vecinos que, por distintos motivos, ya no viven en el pueblo pero regresan sin falta a festejar a su patrón.
Entre la sencilla arquitectura popular tiene especial protagonismo la piedra caliza rosada de la antigua cantera del pueblo, afamada en todo el entorno. Elementos como lavaderos, molinos, abrevaderos o fuentes, como la de La Jondona, cumplieron su función en un tiempo no tan lejano, pero el progreso los ha relegado al pasado, Pocos jóvenes quedan en el pueblo, pero sus gentes siguen viviendo, como siempre hicieron, del trabajo del campo y del ganado, de preparar la huerta en primavera, segar la hierba por San Juan, recoger la fruta cumplido el verano y matar el gocho cuando el frío del invierno y el humo de la lumbre garantizan su conservación.
Pío de Sajambre


vierdes DE SAJAMBRE
Vierdes es el más pequeño de los pueblos de Sajambre y el que con más rigor está padeciendo el éxodo que, en las últimas décadas, marca el devenir de los pueblos de la montaña leonesa. Se da el caso de que en Vierdes ya sólo pasan el año un par de vecinos.
A la entrada del pueblo destaca una vistosa fuente de piedra caliza y dos caños, datada en 1913. Está en el mismo emplazamiento de otra anterior junto a la que discurría, en dirección a Ribota, el Camino Real de Sajambre, un antiguo camino tradicional que comunicaba los pueblos del valle.
El caserío conserva algunas construcciones tradicionales. Como en el resto del valle se mantiene alguna casa con corredor, con sus edificaciones anejas, el antiguo lavadero, recién restaurado y cuatro de los molinos que alguna documentación recoge que existieron en el pueblo. Aun así, el emplazamiento del pueblo tiene un singular encanto, entre el Sella y el arroyo del Zalambral, rodeado de bosque, huertas, frutales y prados de siega.
Los vecinos de Vierdes siempre tuvieron relación con los de Pio, durante siglos Vierdes fue parroquia de Pio y a la iglesia de Santa Marina venían los feligreses a festejar a su patrona, costumbre que todavía hoy mantienen algunas mujeres mayores que guardan gran devoción a esta Santa. La tradición recoge que en el paraje conocido como la varga La Campana debió existir una campana cuya función era avisar a los vecinos de ambas localidades. La actual iglesia, de traza rural, con su pórtico cubierto orientado al sur, data de 1778. Se tiene constancia de que su emplazamiento es el mismo que el de la anterior, que debía de ser románica, y que ya se menciona como parroquia en 1468.
Alrededor de la iglesia, ubicada en la parte más alta del pueblo, debió de organizarse el caserío. En la documentación medieval su nombre aparece como 'Uerdas", lo que haría pensar en veredas, caminos para el ganado. La primera noticia que se tiene de la localidad se remonta a 1005 cuando el clérigo Vegito dona a Santa María de Oselia varias posesiones que tenía dispersas en Sajambre, entre ellas algunas en Vierdes.